Cuanto más joven es uno, más facilidad tiene para aprender, hasta el punto de que en la primera década de vida a uno prácticamente se le quedan grabadas a fuego las enseñanzas de los mayores: padres, abuelos, maestros… Esto es fabuloso, pero también puede jugar en contra si las enseñanzas son incorrectas. En el caso de la escritura, esto se acentúa, ya que la escritura en sí misma es un buen método, mediante la repetición, para memorizar no solo ideas, sino la propia escritura.
Desgraciadamente, muchos maestros y profesores, por su formación deficiente o más bien obsoleta o simplemente por descuido, enseñan recurrentemente a los niños determinadas majaderías que deben denunciarse desde el primer momento. Son cosas básicas como veremos, pero demasiado extendidas.
Cada uno de los titulares es la majadería, por lo que lo correcto es lo contrario al titular.
Contenidos de la lección
Los días de la semana y los meses del año se escriben con mayúscula
Por algún absurdo calco del inglés y otros idiomas, en que los días de la semana y los meses del año sí se escriben con mayúscula, muchos españoles hacen lo mismo al escribir en su lengua materna, pecando de mayusculitis. De forma simple: los días y los meses no se escriben con mayúscula.
Solo se exceptúan, como explica el Diccionario panhispánico de dudas, «cuando forman parte de fechas históricas, festividades o nombres propios: Primero de Mayo, Primavera de Praga, Viernes Santo, Hospital Doce de Octubre».
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Lo más probable es que, tras leer la información por la que has venido, te vayas de esta web y nunca más vuelvas a saber de mí.
Olvidarás la dirección EspañolPlus.com donde un día leíste un artículo superinteresante sobre la lengua o cultura hispanohablante.
Eso sería una lástima...
«Que», cuando pertenece a una oración exclamativa o interrogativa, lleva tilde
Sea ya por puro desconocimiento, ya por simplificar, los profesores de Lengua explican que «que», cuando encabeza una oración exclamativa o interrogativa, lleva tilde.Esta regla puede funcionar el 90 % de las veces, pero no siempre. La razón de que lleve tilde (o no) no es que vaya en una oración exclamativa o interrogativa (de hecho, las oraciones exclamativas en sí mismas dependen en gran medida del gusto de cada uno de poner o no los signos de exclamación).
El motivo de que normalmente «qué» (y los demás pronombres interrogativos como «quién», «cuál», «cuánto» e incluso los adverbios interrogativos «dónde» y «cuándo») lleve tilde es que, en esos casos, es un pronombre interrogativo, que por norma llevan tilde. Sin embargo, y aquí está el quid de la cuestión, no siempre son pronombres interrogativos por el mero hecho de encabezar una oración interrogativa.
A veces ese «que» no es más que una conjunción completiva (o causal), que, como tal, no lleva tilde; también puede considerarse como un «que» expletivo. Esto se puede ver perfectamente en ejemplos como:
(1) ¿Crees que soy tonta? ¿Que no me iba a dar cuenta?
El «que» que encabeza la segunda interrogativa no es más que el nexo que introduce la oración completiva del verbo principal «crees» (elidido, por encontrarse ya en la oración anterior).
En cualquier caso, ante cualquier duda, uno debe fiarse del oído, ya que el «qué» con tilde, al pronunciarse, es claramente tónico, mientras que el «que» sin tilde es átono.
El punto y coma es una pausa intermedia entre la coma y el punto
Esta no es más que una definición vaga, de compromiso, una definición fantasma, por más que sea parecida a la que propone el propio Diccionario panhispánico de dudas. No es que sea incorrecta, sino que ayuda bien poco al esforzado escritor que se aventura a emplearlo.
De hecho, suele decirse que el punto y coma es sustituto de la coma (cosa que es cierta, pero solo en las enumeraciones complejas); sin embargo, el punto y coma es en realidad sustituto del punto (de hecho, en ciertas gramáticas el punto y el punto y coma son conocidos, muy acertadamente, como «puntuaciones fuertes», frente a la coma).
La elección entre el punto y el punto y coma es ciertamente bastante subjetiva, hasta el punto de que uno podría escribir un libro extenso sin emplear ni una vez el punto y coma. En cualquier caso, el punto y coma puede emplearse como sustituto del punto cuando se quiere poner de manifiesto la clara relación entre ambas frases; por tanto, la segunda frase estaría encabezada por cualquier nexo del tipo «sin embargo», «no obstante», «por tanto», «de hecho» e incluso «pero».
Cierto es también que habría que dedicar un artículo extensísimo a la diferencia entre el uso de punto y el de coma, ya que es una cuestión que, desconozco por qué, los hispanohablantes ignoran bastante (al contrario de, por ejemplo, los angloparlantes).
Las mayúsculas no se acentúan
Esto es directamente falso, y de hecho la RAE censura explícitamente esta afirmación que nació espontáneamente sin que la Academia lo llegara siquiera a insinuar, al menos ya en la Ortografía de 1999:
La Academia nunca ha establecido una norma en sentido contrario.
Es decir, de forma clara y concisa: las mayúsculas se acentúan de forma regular si la palabra exige la tilde, tanto si la palabra está escrita toda en MAYÚSCULAS como si es solo la primera letra, p. ej. en «Álvarez».
Quizá esta «moda» comenzó cuando las antiguas máquinas de escribir (o la imprenta de tipos móviles) no podían tildar las mayúsculas. La cosa llegó a extenderse hasta el punto de que algunos fulleros lo escriben todo en mayúsculas para sentirse exentos de colocar las tildes…
La tilde de «solo»
Posiblemente la cuestión ortográfica más polémica del último par de décadas (aunque realmente llevamos arrastrándola desde hace mucho más tiempo). Ya he escrito yo (y muchos otros) demasiado sobre ella y no me repetiré más aquí sobre la teoría.
¿Alguien podría imaginar —fuera de determinados países— a un profesor de Biología que, por sus creencias religiosas personales, dijera que la teoría evolucionista es una gran patraña? ¿O a un profesor de Geografía enseñando que la Tierra es plana? Cuando un docente de Lengua dice que «solo» ha de tildarse en su uso adverbial, está ignorando cualquier fundamento lingüístico —no solo a la RAE, por la cual uno puede sentir mayor o menor simpatía— por el que esa palabra no ha de tildarse, dejándose llevar solo y exclusivamente por su gusto personal, caprichoso y acientífico. Paradójicamente, creen que están protegiendo la lengua de la debacle.Igual que la académica Fernández-Ordóñez admite incumplir las normas de ortografía en WhatsApp, cada uno en lo personal es libre de tildar como le plazca. Sin embargo, mi opinión es que es muy poco profesional adoctrinar a la gente según nuestros caprichos —pues no son otra cosa— ortográficos basándose en argumentos tan poco lingüísticos como «yo lo aprendí así y así voy a seguir escribiéndolo» o los manidos ejemplos con forzadas anfibologías.
Estas cuestiones y otras muchas están tratadas en Ortografía para todos, donde el autor da también trucos para evitar los errores más y menos frecuentes.Si tienes problemas con la acentuación, puedes aprender todo lo necesario con mi videocurso de acentuación española. Puedes empezar con la primera clase ahora mismo:
Discrepo absolutamente con lo que expones sobre el punto y la coma. Es una auténtica burrada decir que se puede escribir todo un libro sin necesidad de utilizar este signo de puntuación; es más, es indispensable en el correcto uso del castellano.
Y a pesar de que discrepas, sigue siendo posible y correcto evitar el punto y coma.
¿Porqué dices burrada, pero no nos iluminas con tu apreciación?
¿Entonces quieres decir que la expresión «¡Qué maravilla!» no lleva tilde?
Ese ejemplo sí lleva tilde, ya que actúa como pronombre. De todas formas, para no tener que estar pendiente de la gramática, basta con echar cuenta al oído. ¿Tiene el mismo acento el «que» de «¡Qué maravilla» que el de «¡Que me lo digas»?
ah, vale. porque los demás ejemplos que citabas eran claramente sin tilde (crees que soy tonta, etc.).
De todos modos en mi cole no sría muy majadera la profe de lengua, porque esto ya nos lo dijo.
Un saludo!
Ahí «qué» es adjetivo interrogativo, no es pronombre.
Yo no me atrevería a decir que son majaderías. El primero es un error ortográfico muy común. Los días de la semana y los meses del año se suelen leer en encabezados, listas, tablas y gráficas, y alguien que no está habituado a leer prosa puede no darse cuenta de que en estos casos la mayúscula se debe su posición inicial.
Lo de no tildar las mayúsculas era una práctica común de cuando se usaban las máquinas de escribir que no podían desplazar la tilde hacia arriba.
Y los otros dos casos no son más que simplificaciones didácticas para escolares. Un alumno de primaria no va a entender lo que es un pronombre interrogativo-exclamativo ni mucho menos las normas del uso del punto y coma (cuyo uso no es tan sencillo como pretende hacer entender la entrada del blog).
Y ya que he hablado de simplificaciones perniciosas, creo que ninguna lo es más que aquella que dice que «el sujeto es el que realiza la acción del verbo». En mi opinión, tratar de enseñar sintaxis en 6º de primaria trae consigo más inconvenientes que ventajas.
No había oído nunca la explicación de que el bulo que sostiene que las mayúsculas no se acentúan en español se debe a la imposibilidad de hacerlo con la máquina de escribir manual, la que se usaba hasta fines del siglo xx y que algunos (por puro vicio) seguimos usando. En esas máquinas, sépalo quien no las conozca, era y es perfectamente posible acentuar las mayúsculas.
La explicación que me dio mi tío y maestro en el oficio es más verosímil: en la imprenta de tipos móviles la caja de composición no admitía el acento sobre la mayúscula, que ya ocupaba todo el alto que podía ocupar su renglón. Y ese debe de ser el mismo motivo que hace que en lenguas como el francés sigan aún hoy sin acentuar las mayúsculas, por simple tradición tipográfica.
Me ha parecido muy interesante lo del punto y coma. Siempre intento evitarlo porque no me encuentro segura al usarlo y el encontrar este tipo de explicaciones me encanta. También me parece fascinante que no se acentuaran las mayúsculas por motivos de imprenta; aunque en esto voy a defender a mi profesor, ya que siempre nos advertía que se debían acentuar y afortunadamente, no tenía la manía de escribir los días y los meses en mayúscula. 🙂
Faltó la más grave, «la uve es labiodental».