Una regla básica tanto del español como de la mayoría de —si no todas— las lenguas del mundo es la concordancia, literalmente ‘tener un mismo corazón’. Sin duda, la concordancia es una regla que usas de forma general, incluso sin ser consciente de que existe.
Sin embargo, en ocasiones la concordancia es algo más compleja y no es como se espera según nuestra intuición. Por este motivo viene bien saber explícitamente que este fenómeno existe y cómo funciona.
Esto nos permitirá entender rápida y simplemente cuestiones como por qué decimos «Me gusta cantar», pero «Le gustas a mi amigo». ¿De qué depende que cambie el verbo «gustar» y quién/qué gusta a quién/qué? También cuestiones como por qué decimos «Mis hijos se han comido dos pizzas», pero «Dos pizzas han sido comidas por mis hijos». ¿Por qué un participio está en masculino singular y el otro en femenino plural, si las dos frases son equivalentes?
Contenidos de la lección
¿Qué es la concordancia?
La concordancia es la regla gramatical por la que una palabra más importante que otras impone sus rasgos morfológicos sobre estas. Por tanto, las palabras menos importantes copian las características morfológicas de la más importante. Lo entenderemos mejor a lo largo de la lección.
Como vamos a explicar, existen dos tipos fundamentales de concordancia:
- la del sujeto con el verbo, en persona (1.a, 2.a o 3.a) y número (singular o plural)
- la del sustantivo (o pronombre) con sus modificadores (artículos, determinantes, adjetivos y participios…), en género (masculino o femenino) y número (singular o plural)
Veremos que la concordancia básica es muy… básica; pero, aun así, en ocasiones podemos mezclar algunas estructuras que no hay que mezclar, a veces por influencia de nuestra propia lengua.
Concordancia del sujeto con el verbo
En toda oración hay un verbo. Por decirlo de otra forma: 1 oración = 1 verbo. Y todo verbo tiene un sujeto (salvo casos excepcionales): 1 verbo = 1 sujeto.
Como bien sabes, cuando el sujeto es «yo», decimos «canto»; cuando el sujeto es «tú», decimos «cantas»; cuando el sujeto es «ellos» o «ellas» o «mis padres» o «las alumnas», decimos «cantan». Esto es la concordancia del sujeto con el verbo. Veámoslo.
Rasgos de «yo»:
- 1.a persona
- singular
Rasgos de «canto»:
- 1.a persona
- singular
Rasgos de «tú»:
- 2.a persona
- singular
Rasgos de «cantas»:
- 2.a persona
- singular
Rasgos de «ellos» y «las alumnas»:
- 3.a persona
- plural
Rasgos de «cantan»:
- 3.a persona
- plural
Esto es la concordancia entre sujeto y verbo, que se da en la persona (1.a, 2.a o 3.a) y en el número (singular o plural). Así de fácil, así de simple. ¡La conoces desde tus primeras clases de español!
Por supuesto, a veces la cosa es más complicada.
Cuando el sujeto no está explícito
Como sabes, el español es una lengua de sujeto no obligatorio, es decir, no es necesario decir el sujeto en cada oración, ya que las terminaciones verbales —como acabamos de ver— ya dan la información de persona y número.
Aunque no aparece por ninguna parte el sujeto, las terminaciones ‑o y ‑oy en «me despierto» y en «estoy» dejan claro que el sujeto es «yo (Paco)». Recuperar la información de persona y número resulta en ocasiones útil, como veremos más adelante.
Además, no suele aparecer el sujeto de forma explícita cuando sigue siendo el mismo sujeto de la oración anterior.
En la primera oración el sujeto es «mi padre». Como en las dos oraciones siguientes (la del verbo «va» y la del verbo «aprende») sigue siendo el mismo sujeto, no es necesario repetirlo.
¿Pero para qué sirve esto?
«Vale, llevas 500 palabras explicando algo que, como tú mismo has dicho, se aprende en la primera semana de cualquier lengua. ¿Esto no era EspañolPlus.com?», quizá te preguntes.
¡Ahora viene lo importante!
Por lo general, como has visto, la concordancia entre sujeto y verbo es bastante obvia e intuitiva. Sin embargo, no siempre es así.
Aunque también se aprende en el nivel básico (A1), el verbo «gustar» y otros verbos de estructura sintáctica similar (p. ej. «parecer» o «doler») causan muchísimos problemas todavía en niveles avanzados simplemente por no tener claro cuál es el sujeto de estos verbos.
Al contrario que en muchas lenguas (p. ej. inglés like, polaco lubić o incluso portugués gostar de), en español la persona con el sentimiento no es el sujeto.
Igual que en italiano piacere o en griego αρέσω, en español el sujeto es lo que causa el sentimiento.
Por tanto, teniendo en cuenta la concordancia del sujeto con el verbo, dependiendo de qué sea lo que cause el sentimiento (sujeto), en esa persona y número conjugaremos el verbo:
El sujeto (no explícito) es «tú». Es decir, estoy hablando contigo y te estoy diciendo que tú eres la causa del amor o afecto de mi amigo. Como tú eres el sujeto, entonces el verbo es «gustas».
Concordancia del sustantivo con sus modificadores
Empecemos aclarando que, cuando decimos «sustantivo», nos referimos realmente tanto al sustantivo como al pronombre, pues ambos funcionan de forma similar: los dos pueden ser el núcleo de un sintagma nominal.
El núcleo es la palabra más importante de un sintagma, un grupo de palabras que funcionan juntas. Por tanto, el núcleo (sustantivo o pronombre) es la palabra que impone sus características a los modificadores (artículos, determinantes, adjetivos y participios).
Si tenemos el sustantivo «libros» (masculino, plural), los artículos, determinantes, adjetivos y participios que modifiquen a «libro» tendrán que copiar ese masculino y ese plural:
Y si tenemos el sustantivo «película» (femenino, singular), tendrán que copiar ese femenino y ese plural:
Esto es la concordancia entre el sustantivo y sus modificadores, de género (masculino o femenino) y número (singular y plural). Así de fácil, así de simple. También la conoces desde tus primeras clases de español.
Sin embargo, nuevamente, ¡no siempre es tan fácil!
Veamos los casos más problemáticos, principalmente los de adjetivos y participios.
Concordancia del sustantivo con el adjetivo
Un adjetivo puede modificar un sustantivo de dos formas:
- directamente
Quiero una película histórica.
- a través de un verbo
Esta película es histórica.
Como vemos, en ambos casos se da la concordancia de género (masculino o femenino) y número (singular y plural).
Sin embargo, el sustantivo (o pronombre) que impone sus rasgos sobre el adjetivo puede no estar explícito, sobre todo cuando es el sujeto. Aun así, la concordancia es obligatoria:
El adjetivo dormido se refiere necesariamente a un sustantivo o pronombre (en este caso «yo» [1.a persona singular], deducido gracias a «despierto» y «estoy» [1.a persona singular]), con el que tiene que concordar en género y número. El número (singular) ya lo sabemos gracias al verbo, y el género (masculino) lo deducimos porque el que está hablando es un hombre (Paco).
Concordancia del sustantivo con el participio
Algo más compleja es la concordancia del sustantivo con el participio, ya que a veces concuerdan y a veces no concuerdan, pero siempre de forma estable una u otra cosa.
Por lo general, el sustantivo va a concordar con el participio. La gran excepción son los participios que forman los tiempos compuestos de los verbos, que son invariables y siempre están en masculino singular.
Vemos que no importan ni el género ni el número del sujeto ni del objeto directo. El participio del tiempo compuesto siempre es masculino singular.
Sin embargo, hay que tener cuidado de no confundir los participios de los tiempos compuestos con los participios de la voz pasiva, que sí concuerdan en género y número.
Las ladronas fueron arrestadas por la policía.
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