El tercer capítulo de Cuéntame trata sobre lo que supone ir a la playa, al mar, para una típica familia madrileña en la época del franquismo, a la vista de la acogida de turistas extranjeros en las playas españolas.
Índice de escenas
La playa
En la España franquista no eran tantas las familias que podían permitirse irse de vacaciones tal y como las entendemos hoy en día, cuando nos vamos a China o al Caribe como quien no quiere la cosa (como algo normal y cotidiano). Para los madrileños, como los Alcántara, la playa era algo insólito y exótico. Lo único que podían hacer era quedarse en casa sudando la gota gorda.
En la televisión ven un reportaje sobre las playas españolas y cómo estas atraen a los turistas extranjeros de países con mayor nivel adquisitivo, donde se ganan mucho mejor la vida. Las playas están abarrotadas (llenas) de extranjeros. Herminia apostilla: «tendrán mucho dinero, pero lo que no tienen es vergüenza», pues las mujeres van en cueros (desnudas), con todo al aire.
Fantaseos playeros
Mientras practica con la guitarra, Toni dice que las extranjeras se creen que todos los españoles son toreros y cantantes, estereotipo que sorprendentemente todavía perdura. Algo sorprendente de las extranjeras, en contraste con la represión sexual del franquismo, es que se dejan (dejan que los hombres hagan avances sexuales).
Merche intenta convencer a Antonio de que aprovechen sus respectivas pagas extra para irse a Benidorm. Antonio es realista y, aunque se pasan el día de la ceca a la meca (de un lado a otro alocadamente) trabajando, no pueden permitírselo. El hermano de Antonio, que emigró a Francia, parece que tiene una situación mejor, pues incluso tiene un coche.
Partes íntimas
Mientras Carlitos y Luis juegan a las chapas, encuentran un trozo de una Playboy con una extranjera con un pecho al aire. Según Carlitos, las extranjeras siempre van con un pecho al aire porque no creen en Dios.
En la peluquería una vecina muestra bikinis que está vendiendo. A Inés le gusta uno, pero si se compra uno, su novio se la arma (se enfada y le riñe); Pili dice que Jesús es un cenizo (alguien que atrae la mala suerte para sí mismo y para los demás).
El bar de Tinín
En el bar de Tinín comentan el robo de la corona de una Virgen: España está llena de mangantes (ladrones). Tinín cuenta cómo el otro día no le pagaron y exclama: «¡Me cago en diez!» (eufemismo de «¡Me cago en Dios!»).
El periódico atribuye el robo a los separatistas, concretamente a ETA. El Cervan, por si las moscas (por si acaso) siempre cierra su quiosco con candado. Cree que los tebeos son más importantes que los callistas (podólogos) como Desiderio.
El Cervan especula sobre la violencia que habrá cuando muera el caudillo (Franco), pues a todo quisqui (todo el mundo) le llega la hora. Él entiende de estas cosas porque ya luchó en la guerra. Los demás le piden que se calle, pues hablar de Franco públicamente es peligroso.
Cuando llega Antonio, paga la porra (apuesta entre amigos) y va al servicio, donde encuentra una cartera con un montón de dinero.
Al caer la noche
Carlitos y Luis siguen observando la foto y este se pregunta si deben confesarse a don Venancio. Carlitos le pregunta si está chalado (loco).
En el parque, Jesús le dice a Inés que ya tienen más de 15 000 pesetas y que pronto tendrán para la entrada (el primer pago) del piso; que Inés debería ir preparando el ajuar (cosas para la casa que una mujer aportaba al matrimonio, principalmente ropa para la cama).
La noche en casa
Herminia se queja de que con tantas extranjeras está todo manga por hombro (sin orden). Inés le dice que no sea plomo (pesada).
Toni sigue practicando con la guitarra, aunque se queja de que la suya está para el arrastre (muy deteriorada).
Antonio acaba confesándole a Merche lo de la cartera que encontró en la bodega de Tinín.
Carlitos tiene una pesadilla a causa de la foto y decide quemarla, aunque al final se arrepiente. Toni se despierta con el olor y le pregunta si está majareta (loco). Le amenaza: «Como vuelvas a quemar algo te la cargas, ¿te enteras?» (vas a pagar las consecuencias). Carlitos está mal de la cabeza, como una chota. En esa situación está entre la espada y la pared (dos situaciones muy difíciles y de difícil elección).
En misa
Tras la misa, don Venancio vuelve a intentar sacarles los cuartos (pedirles dinero) a los feligreses. Antonio ya lo conoce como si lo hubiera parido. El Cervan intenta irse y le avisa de que no tiene dinero, y el que avisa no es traidor. El párroco le dice que no sea tacaño, que va a ser el más rico del cementerio.
Don Venancio quiere poner una tele en la iglesia. Tinín se preocupa porque entonces a su taberna no va a ir ni Dios (absolutamente nadie). El cura le dice que no mezcle churras con merinas (no mezcle dos cosas sin relación).
Tras leer el presupuesto con los gastos, Luis pasa el cepillo (recipiente para los donativos). Al abrirlo, don Venancio ve de sopetón (de repente, de una vez) la foto que ha introducido Carlitos. Carlitos cree que Luis se ha chivado (se lo ha dicho) a don Venancio.
La piscina
Mientras preparan la comida para el día en la piscina, Inés le dice a Merche que le hace ilusión ponerse el bikini. Merche no quiere saber nada del tema porque le va a dar el día (va a causar problemas).
En la piscina, Toni toca «María Isabel» de Los payos.
Merche intenta convencer a Antonio de que usen el dinero de la cartera para ir a Benidorm. Se preguntan cuánto tiempo llevará la cartera allí, porque, con lo guarros que son, llevará ahí desde Dios sabe cuándo.
En el vestuario, Inés duda si ponerse el bikini porque casi nadie lo lleva y su padre y Jesús se la arman. Pili da ejemplos de chicas que lo llevan, pero Inés no está convencida: «La Tere, otra que tal baila» (otra persona que actúa igual de mal). Finalmente, Jesús la armó, aunque sorprendentemente Antonio no dijo ni pío (no dijo nada), no se llevó ningún disgusto, no se cabreó (no se enfadó). Jesús e Inés hicieron las paces (se perdonaron) pronto.
Toni, el universitario
Toni llama a casa para comunicar que ha aprobado el preu y que ha ido a la universidad para ver cuándo tiene que matricularse. De fondo se ve a los grises, algunos a caballo, cargando contra los universitarios que se manifiestan. Toni llega a casa con el ojo morado por los porrazos de los grises; casi le abren la cabeza sin comerlo ni beberlo (sin tener culpa).
Para celebrar el aprobado brindan con champán. Antonio le dice a su hijo que se concentre en estudiar y que, si alguna vez hay follón (líos, problemas), lo que tiene que hacer es salir por patas (huir) y no meterse en líos.
Antonio y Merche han tirado la casa por la ventana con el viaje a Benidorm, la lavadora, una nueva guitarra para Toni… Inés se extraña. Merche le dice que no le dé la tabarra (no sea pesada, no le eche la bronca). Herminia le dice que es una manirrota (gasta mucho dinero).
La devolución de la cartera
Inés se ha enterado de lo que le ha pasado al marido de Teresa, que por lo visto (por lo que se dice) ha perdido o le han robado mucho dinero (unos tanto y otros tan poco).
Antonio y Merche relacionan rápidamente la historia. Intentan autoconvencerse de que se merece lo que le ha pasado («¡Le está bien empleado!»). Finalmente deciden devolver la cartera.
Tinín le pregunta a Antonio por la universidad de Toni, que va a ser abogado. Le pregunta: «¿En cuánto se te pone? (¿Cuánto te va a valer?) Porque te sacarán bien los cuartos». Finalmente Antonio devuelve la cartera.
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